FLUÍDA CONEXIÓN
Regreso de un joven talento.  * * * 1/2

Todos los años, la asociación La Bella Música propone un cierre de temporada con un concierto sinfónico. Esta vez se sumó la participación solista del talentoso Nahuel Clerici, un joven pianista argentino radicado en Italia, que tuvo su reencuentro con el público porteño después de diez años de ausencia.

Interpretar una obra tan célebre como el Concierto para piano y orquesta N° 5 de Beethoven implica un especial desafío para el solista. A las dificultades de la partitura se suman las comparaciones que el público inevitablemente establece con versiones emblemáticas de la obra. Nahuel Clerici superó el reto con sobrados recursos: impecable dominio técnico, musicalidad y una fuerte conexión con su entorno. Lejos del prototipo del virtuoso que define con su ejecución el rumbo que deben seguir los músicos, Nahuel se esmeró por establecer un diálogo fluido con la orquesta. Con su talento al servicio de la música el pianista logró momentos de peculiar belleza. Tras el despliegue de bravura del rondó final, Nahuel recompensó las ovaciones del público con dos piezas de Scriabin, a pura expresividad romántica.

El programa se completó con la Sinfonía N° 5 de Chaikovsky, obra esencial del repertorio eslavo del siglo XIX. La Sinfónica de La Bella Música, dirigida por Patricia Pouchulu, está integrada por notables músicos que forman parte de algunas de las mejores orquestas del país: no es sorprendente que el resultado haya sido más que satisfactorio. Faltó, ocasionalmente, una mayor profundidad expresiva en el discurso, pero, en todo momento, la orquesta sonó suntuosa y equilibrada.

A modo de bis se escuchó el Vals de las Flores de "Cascanueces", otra celebérrima pieza de Chaikovsky, exquisitamente interpretada.

Margarita Zelarayán

Artículo: cortesía revista Noticias, 19/12/2014.